martes, 9 de enero de 2018

Tema 5 EL SECTOR PRIMARIO. LOS ESPACIOS AGRARIOS.

TEMA 5: EL SECTOR PRIMARIO. LOS ESPACIOS AGRARIOS.

1. Los espacios agrarios.
El sector primario comprende las actividades económicas dedicadas a obtener recursos directamente de la naturaleza, como la agricultura, la ganadería, la explotación forestal y la pesca. La minería se introduce en el sector secundario al tener mucha relación con la industria.
Los conceptos de espacio agrario y espacio rural no significan lo mismo.
  • El espacio agrario incluye solo el territorio concreto donde se practican las actividades agrarias. Comprende, por tanto, las tierras cultivadas, los pastos, las praderas y los bosques.
  • El espacio rural incluye todo el espacio «no urbano» entendido como lugar donde se establece una ciudad (Más de 10.000 habitantes y con predominio de actividades industriales y de servicios). Comprende, por tanto, el espacio agrario y aquellas tierras donde se instalan otras actividades que hasta hace poco eran más propias de la ciudad, como zonas de ocio, centros comerciales, urbanizaciones, fábricas, etc.
Dentro del sector primario son mayoritarias las actividades agrarias, que incluyen la agricultura, la ganadería y la explotación forestal.
  • La agricultura se dedica al cultivo de la tierra para obtener vegetales. Proporciona alimentos para las personas (trigo, productos de huerta, denominada también horticultura), forrajes para el ganado (maíz, alfalfa) y materias primas para la industria (lino y algodón).
  • La ganadería se dedica a la cría de animales para su aprovechamiento por los seres humanos. Esta actividad proporciona alimentos (carne, leche, huevos), abono, materias primas para la industria (cuero, lana) y, en ciertos casos, fuerza de trabajo.
  • La explotación forestal o silvicultura consiste en el aprovechamiento de los bosques. Proporciona alimentos (frutos, setas) y materias primas para ciertas industrias (mueble, papel).
Las actividades agrarias ocupaban, en el año 2015, al 36,5 % de la población mundial. No obstante, existen grandes contrastes entre países.
  • En los países más atrasados, suelen emplear a más del 50% de la población y aportan más del 10 % de la riqueza nacional. En algunos países, localizados sobre todo en el África subsahariana, estas actividades ocupan a más del 80 % de la población y proporcionan más del 50 % de la riqueza.
  • En los países más avanzados, en cambio, las actividades agrarias son minoritarias, ya que ocupan a menos del 10% de las personas y representan una escasa proporción en la riqueza de los países. Generalmente, menos del 4 % del Producto Interior Bruto (PIB).



2. La actividad agraria. Los factores físicos
Las actividades agrarias tienen una gran dependencia de la naturaleza. Por eso, están muy condicionadas por factores físicos o naturales como el clima, el relieve, y el suelo, entre otros.
El clima.
Cada planta necesita unas determinadas horas de sol y tolera unos valores máximos y mínimos de temperatura, precipitaciones y viento. Por eso, la agricultura es imposible en zonas con temperaturas inferiores a 0 ºC o superiores a 45 ºC, y en zonas con sequía muy acusada o con vientos muy fríos o muy cálidos.
Además, cada cultivo se adapta mejor a ciertas condiciones climáticas. Unos son más exigentes en humedad, como el maíz y el arroz; otros soportan mejor el frío, como la patata, y otros precisan de elevadas temperaturas, como la caña de azúcar y el café.
El relieve
Los agricultores prefieren cultivar en las llanuras y en los fondos de los valles. En cambio, evitan los relieves montañosos, porque las pendientes erosionan el suelo; dificultan el trabajo y la mecanización, y obligan a realizar en las laderas terrazas o bancales, es decir, rellanos horizontales que se adaptan al relieve. Además, a partir de cierta altura, las bajas temperaturas impiden el desarrollo de los cultivos.
En cambio, la ganadería, la explotación forestal y ciertos cultivos, como los arbóreos y los arbustivos, se adaptan mejor a los relieves montañosos.


El suelo.
El suelo es la capa superficial de la corteza terrestre, y su estructura influye en la actividad agraria. El suelo y sus características físicas y químicas condicionan notablemente los cultivos, pues los minerales que contienen aportan los nutrientes necesarios a las plantas.



La característica del suelo más destacada es el espesor, ya que los suelos profundos con horizontes o capas bien desarrollados suelen ser más fértiles que los delgados. Los suelos muy ácidos o muy básicos son tóxicos para las plantas. La vegetación sujeta el suelo, evitando su erosión y desertificación. La vegetación también condiciona en parte ciertas actividades agrarias, como la explotación forestal y la ganadería.
Partes del suelo.
La roca madre, que constituye la base del suelo, se disgrega en fragmentos más pequeños (roca fragmentada y suelos superficiales) que aportan los nutrientes minerales a las plantas.
La capa más superficial del suelo, o humus, está constituida por materia orgánica en descomposición procedente de los vegetales y animales muertos. Esta capa es esencial para la fertilidad del suelo, ya que aporta elementos básicos para la nutrición de las plantas, como nitrógeno y fósforo.

3. Los factores humanos
La actividad agraria depende también de factores humanos, como la población, el nivel tecnológico, la organización económica y social, y la política agraria. Desde la antigüedad, el aumento de la población ha llevado a incrementar la superficie dedicada a cultivos y pastos, con la consiguiente deforestación o reducción de la vegetación natural.
La población.
En la actualidad, las altas densidades demográficas provocan que el espacio agrario se aproveche al máximo, ocasionando a veces su sobreexplotación o explotación excesiva. Las bajas densidades demográficas, en cambio, pueden favorecer el abandono de ciertos cultivos y el incremento de la degradación medioambiental de la tierra.
El nivel tecnológico alcanzado por una sociedad condiciona el instrumental y las técnicas agrícolas utilizadas:
·         El instrumental agrario usado por los campesinos es muy variado. En las sociedades tradicionales se emplean instrumentos muy primitivos, como el palo cavador, la azada, la hoz y el arado. En las sociedades avanzadas, en cambio, se utilizan útiles modernos, como tractores, cosechadoras, ordeñadoras, etc.
·         Las técnicas agrícolas también son distintas. En las sociedades tradicionales se cultiva hasta agotar el suelo; se deja parte de la tierra sin cultivar, o se usan abonos naturales para recuperar la fertilidad del suelo. En las sociedades avanzadas se usan abonos químicos; se riegan los cultivos con sistemas avanzados; se emplean productos fitosanitarios contra las plagas; se resguardan los cultivos en invernaderos; se seleccionan las especies vegetales y ganaderas, etc.
·         La economía agraria se refleja en la variedad de la producción. Así, las economías de subsistencia producen solo para cubrir las necesidades alimenticias, cultivan varios productos o los combinan con la cría de ganado. Las economías de mercado, en cambio, producen para vender y tienden a especializarse en un cultivo o un ganado.
·         La organización social repercute en la actividad agraria a través de la propiedad, que puede ser privada o colectiva; y de la explotación o trabajo de la tierra, que es directa si el propietario la trabaja él mismo o con asalariados, e indirecta si el propietario cede su explotación a otra persona en arrendamiento o en aparcería (a cambio de una parte de la cosecha).
·         Las políticas agrarias puestas en marcha por los gobiernos también influyen sobre las actividades agrarias. Las más habituales son las reformas agrarias para conseguir un reparto más equilibrado de la propiedad, y las políticas dirigidas a incrementar la modernización y la competitividad.

4. El paisaje agrario y sus elementos

Las actividades agrarias transforman el medio natural a lo largo del tiempo, dando lugar a los paisajes agrarios. Estos paisajes son muy diferentes unos de otros. No obstante, todos están compuestos por dos elementos: el espacio habitado y el espacio trabajado para obtener productos agrarios.

El espacio habitado por las personas que trabajan en el campo o viven de él se diferencia de otros paisajes humanizados por el poblamiento y el hábitat agrario:

1.                  El poblamiento es la forma en la que la población agraria se distribuye en el espacio. Responde a tres modalidades: disperso, concentrado e intercalar. En el poblamiento disperso, las viviendas de los agricultores están separadas unas de otras y rodeadas por tierras de labor. En el concentrado, las viviendas se agrupan en un pueblo o aldea. Y en el intercalar, existen unas viviendas agrupadas y otras aisladas.

·         

2.                  El hábitat incluye las viviendas y las dependencias agrarias, como graneros, establos, bodegas, etc. Estas construcciones se realizan tradicionalmente con los materiales del entorno.


El espacio dedicado a las actividades agrarias se organiza en parcelas, las divisiones más elementales de la superficie agraria. Se separan unas de otras por linderos, y se diferencian entre sí por su tamaño, forma, límites y dedicación.
·         Según su tamaño, las parcelas pueden ser pequeñas (menos de 10 hectáreas), medianas (entre 10 y 100 hectáreas) o grandes (más de 100 hectáreas).
·         Según su forma, pueden ser regulares o irregulares.
·         Según sus límites, pueden ser abiertas (si se separan unas de otras por simples surcos o mojones de señalización) o cerradas (si están cercadas por setos, árboles o vallas).
·         Según su dedicación o uso, pueden ser agrícolas, ganaderas o forestales.

5. La agricultura. Diversidad y tipos.
La agricultura es en la actualidad una actividad muy diversa, pues incluye una gran variedad de cultivos (herbáceos, arbustivos y arbóreos) y de sistemas para obtenerlos.
Los sistemas de cultivo son los procedimientos o técnicas empleados por los agricultores para obtener los productos agrarios. Se suelen clasificar atendiendo a distintos criterios:
·           La variedad de cultivos. Se habla de monocultivo cuando las parcelas se dedican a un solo tipo de cultivo, y de policultivo cuando se dedican a varios.
·           El agua que reciben las plantas. Los cultivos son de secano si reciben solo el agua de lluvia; o de regadío, si el agricultor les aporta agua adicional procedente de ríos, pozos o fuentes. El regadío requiere cuantiosas inversiones en infraestructuras por parte de los agricultores; esto explica que, especialmente en las zonas secas, se limite a cultivos que alcanzan un alto valor en el mercado.
·           El modo de ocupación del suelo. Puede darse el cultivo continuo de la tierra, sin dejarla descansar; o la rotación, consistente en la sucesión regular de cultivos en las parcelas.
·           El aprovechamiento de la tierra. La agricultura puede ser intensiva, si la tierra se aprovecha al máximo; o extensiva, en caso contrario. En los dos casos, los rendimientos o producción por superficie pueden ser altos o bajos, ya que dependen de las inversiones de capital realizadas y de la tecnología empleada.
Según los sistemas de cultivo empleados y el destino de la producción agraria se distinguen dos tipos de agricultura:
  • La agricultura tradicional. Es aquella que destina la mayor parte de la producción a la alimentación del campesino y de su familia. También se conoce como agricultura de subsistencia o autoconsumo.
  • La agricultura evolucionada. Es aquella cuya producción se orienta a la venta en el mercado nacional o internacional; por eso, se conoce también como agricultura de mercado. En la actualidad existen dos modalidades:
a)                      La agricultura productivista. Es la más extendida desde la década de 1940, y su objetivo es la producción en masa de productos agrícolas. Para conseguirlo, usa productos químicos, fertilizantes inorgánicos y maquinaria, y aplica los avances de la biotecnología, como semillas transgénicas. Se intensa sacar el máximo beneficio con el mínimo coste.

b)                      La agricultura ecológica. Se ha difundido desde la década de 1990, y busca obtener productos saludables sin perjudicar el medio natural. Para ello, utiliza abonos orgánicos y la rotación de cultivos autóctonos.


6. La agricultura. Sistemas agrarios tradicionales
La agricultura tradicional utiliza una tecnología atrasada y emplea mucho trabajo y mano de obra. La producción es escasa y se destina al autoconsumo. Este tipo de agricultura es propia de espacios con bajo nivel de desarrollo de África, el sureste asiático y América Latina principalmente.
Se localiza en las zonas de clima ecuatorial y tropical húmedo de África, América Central y del Sur y, en menor medida, de Asia donde los climas se adaptan a productos de autoconsumo. El mercado de estos monocultivos está controlado por las grandes multinacionales.

Tipos:
El paisaje agrario de rozas está formado por parcelas irregulares, abiertas en las selvas o junglas tras «rozar» o talar los árboles y quemarlos junto a la maleza. En ellas se practica un policultivo de cereales y otros productos destinados al autoconsumo, como sorgo, mijo, maíz, mandioca, ñame, batata, etc. El suelo se cultiva de forma continua, por lo que se agota en dos o tres años. Entonces, el agricultor se traslada a otro lugar y repite el proceso. Se localiza en las áreas tropicales de sabana de África y en ciertas zonas de América del Sur y de Asia.
El paisaje agrario de policultivos se compone de huertas de cultivo. Las huertas se sitúan próximas a las viviendas y se fertilizan con basuras y abono animal. Esto permite el cultivo continuo de hortalizas, maíz o judías. Las tierras de los alrededores de la aldea se dividen en tres partes u hojas de cultivo, en las que rotan un cultivo principal (mijo o maíz), otro complementario (cacahuete o tubérculos) y barbecho, donde el ganado abona la tierra con sus excrementos. Con este sistema, el suelo no se agota, lo que permite el asentamiento permanente de la población. Se localiza en la zona de clima tropical monzónico del sur y sureste de Asia, en países como China, Vietnam, Camboya o Filipinas.
El paisaje agrario de arrozal, situado en las llanuras aluviales y los deltas de los ríos. Se dedica al cultivo del arroz en pequeñas parcelas inundables, separadas por diques. Las técnicas de cultivo son muy minuciosas. Primero se siembra el arroz en un plantel abonado. Mientras crece, las parcelas se aran, se abonan y se inundan. Cuando la planta ha crecido, se trasplanta al arrozal. Y cuando empieza a madurar se elimina el agua, se cosecha, se trilla y se recoge. Se utilizan técnicas tradicionales y mucha mano de obra. Este sistema permite una producción continua, con dos o tres cosechas anuales.

7. La agricultura. Sistemas agrarios avanzados.
Características y localización
La agricultura productivista utiliza los avances tecnológicos (abonos, fertilizantes, herbicidas, pesticidas), la mecanización y los avances científicos para obtener altos rendimientos con poca mano de obra. La producción agraria es masiva, y se especializa en los productos más adecuados al medio físico o en los más rentables para la venta en el mercado.
Esta agricultura es propia de ciertas áreas de los Países Nuevos (Australia, Canadá, Nueva Zelanda), de algunas costas tropicales, y de Europa.
La agricultura de los Países Nuevos: Se localiza en América y Australia, en los países que fueron colonizados por europeos durante las épocas moderna y contemporánea. El paisaje agrario se organiza en parcelas de gran tamaño y forma regular, pertenecientes a agricultores muy preparados o a grandes empresas multinacionales. En ellas se cultivan productos especializados en función del clima. Es el caso de los belts o cinturones de cultivo de Estados Unidos especializados en trigo, maíz, tabaco, o algodón.

El uso de técnicas avanzadas permite una producción masiva destinada al mercado internacional.
La agricultura de plantación: Se localiza en las áreas costeras de clima tropical húmedo de América Central y del Sur; en el sureste de Asia, y el golfo de Guinea, en África. El paisaje agrario se caracteriza por enormes parcelas, de un solo cultivo, pertenecientes por lo general a empresas multinacionales de países desarrollados. En ellas se cultivan productos de gran demanda en los países ricos, tanto alimenticios (banana, piña, café, cacao , caña de azúcar) como industriales (caucho, algodón, tabaco, aceite de palma). El uso conjunto de técnicas avanzadas (semillas seleccionadas, abonos, plaguicidas aplicados desde aviones, etc.), y de abundante mano de obra asalariada, barata y mal pagada,  necesaria para algunas tareas, permite una producción en masa y barata orientada al mercado internacional.
La agricultura ecológica u orgánica utiliza técnicas respetuosas con el medio ambiente, por lo que no emplea productos químicos de síntesis. Por eso, recurre a los abonos orgánicos y a la rotación de cultivos para evitar el desgaste del suelo, y combate las plagas mediante métodos naturales. Estas técnicas requieren más trabajo que la agricultura productivista y proporcionan una producción moderada y más cara; pero más variada y de mayor calidad. Se destina a un creciente número de consumidores verdes, dispuestos a pagar más por este tipo de productos, localizados sobre todo en América del Norte y en Europa. En 2012, la agricultura ecológica ocupaba 37,4 millones de hectáreas (0,9 % del total mundial), pero está creciendo en todos los continentes. Sus cultivos más representativos son los cereales, el café, el olivo y el cacao.

8. La ganadería. Formas de explotación y modelos.
En la actualidad, la ganadería o cría de animales es también una actividad muy diversificada, pues incluye diferentes especies ganaderas (bovino, ovino, caprino, porcino y avícola), distintos sistemas ganaderos (extensivos e intensivos), y diversos tipos de ganadería (tradicional, productivista y ecológica).
Los sistemas o procedimientos empleados para criar el ganado permiten diferenciar entre ganadería extensiva e intensiva.
  • En la ganadería extensiva, el ganado pasta al aire libre en grandes extensiones. Por tanto, requiere escasas inversiones en mano de obra y capital. En unas ocasiones, es complementaria de la agricultura, proporcionando a los agricultores alimentos, fuerza de trabajo y abono. En otras, es la actividad dominante, sobre todo en zonas con características naturales desfavorables para el cultivo. Se da tanto en países ricos como pobres.
  • En la ganadería intensiva, el ganado se refugia en establos (estabulada) y se alimenta total o parcialmente con piensos. Por eso, exige elevadas inversiones en instalaciones, selección de razas, tecnología, alimentación y cuidados veterinarios. Se da más en los países desarrollados.
La ganadería tradicional es extensiva. En general, responde a dos modelos: el nómada y el trashumante.
  • En la ganadería nómada, el ganado se desplaza continuamente en busca de pastos. Es característica de pueblos que viven en los bordes de los desiertos, como los tuareg del Sáhara y los beduinos de la península arábiga.
  • En la ganadería trashumante, el ganado se desplaza estacionalmente entre pastos de invierno y de verano. Es propia de algunas regiones montañosas de América, Asia y el norte de África.
  • La ganadería productivista busca obtener la máxima producción para venderla en el mercado. En unos casos es extensiva, y cría al aire libre enormes cantidades de ganado; es el caso de los ranchos norteamericanos y australianos o de las estancias de la Pampa y de la Patagonia argentinas. En otros, es intensiva y cría ganado estabulado alimentado con piensos, seleccionado genéticamente, con cuidados veterinarios y tareas mecanizadas: control informático de la alimentación, ordeño mecánico, etc.
  • La ganadería ecológica es respetuosa con el medio ambiente y con el bienestar animal. Por eso, emplea sistemas semi-extensivos; no alimenta al ganado con piensos; no utiliza la estabulación permanente ni estimuladora del crecimiento; limita a lo imprescindible la medicación y cría razas autóctonas. La producción resultante es moderada y más cara, pero de alta calidad.

9.  La explotación forestal.
La superficie forestal de la Tierra era, en 2012, de unos 40,3 millones de km2; es decir, alrededor del 30 % de la superficie terrestre. En este amplio espacio, y adaptados a las distintas condiciones climáticas, existen diferentes tipos de bosques.
  • Los bosques ecuatoriales y tropicales húmedos se localizan en la zona cálida. Están constituidos por árboles altos, de madera dura, y cuentan con muchas especies entremezcladas. Por eso, es necesario deforestar enormes superficies para explotar las especies más rentables, como la caoba, el ébano y la teca.
  • Los bosques templados se extienden por las latitudes medias. Están compuestos por árboles menos altos, que aparecen reunidos formando masas homogéneas. Los más rentables, como el roble, el haya o el castaño, fueron muy explotados en épocas pasadas. En la actualidad, han sido sustituidos en ocasiones por especies no autóctonas de mayor rentabilidad económica, como el pino o el eucalipto.
  • Los bosques boreales o de taiga crecen en las latitudes altas de la zona templada. Son bosques densos constituidos por pocas especies, generalmente de madera blanda. Entre ellas predominan las coníferas, como el pino, el abeto y el abedul.
El aprovechamiento principal del bosque es la madera de los árboles, empleada en la construcción y en la fabricación de muebles. Pero el bosque también suministra alimentos (frutos, caza, hongos); combustible (leña), y productos para la industria, como caucho, corcho, resina, celulosa, papel, productos farmacéuticos y perfumes.
Los bosques cumplen también importantes funciones medioambientales, ya que consumen CO2 de la atmósfera, colaborando así a mitigar el calentamiento climático; aportan humedad a la atmósfera; protegen al suelo de la erosión, y albergan una rica biodiversidad vegetal y animal. Además, tienen una función paisajística y económica, y son espacios de ocio y recreo para la población.
La explotación incontrolada de las masas boscosas del mundo ha conducido a una grave deforestación. Así, desde 1950 la Tierra ha perdido casi un tercio de la superficie forestal, y el bosque tropical se ha reducido a la mitad.
Por este motivo, la ONU promueve acuerdos internacionales para proteger los bosques. Entre las medidas adoptadas en dichos acuerdos destacan el control de las talas para asegurar su sostenibilidad; la reforestación; el reciclaje de los productos de la madera, protección contra incendios y la valorización de sus recursos para fomentar su cuidado por la población.

10. La pesca. La utilización del mar
La pesca es la actividad destinada a obtener productos del marProporciona alimentos a las personas, y materias primas a la industria, como conservas, congelados, aceites, harinas, fertilizantes, etc. Las zonas del mar donde la pesca es especialmente abundante reciben el nombre de caladeros.
Los sistemas o procedimientos de pesca utilizados en la actualidad son muy variados, lo que obliga a realizar varias clasificaciones:
  • Según el lugar donde se practica y su duración, se distingue entre pesca de bajura, próxima al litoral y diaria; de altura, alejada de la costa y de días o semanas de duración; y de gran altura, realizada en alta mar durante varios meses.
  • Según el nivel de desarrollo tecnológico de las embarcaciones, puede ser artesanal o industrial.
o  La pesca artesanal utiliza barcos pequeños, tecnología tradicional y escasa mano de obra, por lo que la producción es reducida y se destina al mercado local.
o  La pesca industrial utiliza barcos-factoría de gran tamaño, tecnología moderna (radar, sónar) y numerosa mano de obra, por lo que la producción es abundante y se destina a la comercialización en el mercado nacional o mundial.
Los problemas pesqueros principales son tres: la sobrepesca, que provoca el agotamiento de los recursos marinos; la contaminación del mar, que los deteriora, y la dificultad creciente de acceso a los caladeros de otros países, tras el reconocimiento en 1982 de una zona exclusiva de pesca de 200 millas náuticas (370 km) frente a la costa de cada país.
Las políticas pesqueras de los países y los organismos internacionales buscan soluciones para los problemas anteriores. Entre ellas destacan la prohibición de las técnicas de pesca más dañinas, el establecimiento de cuotas de capturas, la implantación de medidas contra la contaminación, la firma de acuerdos pesqueros entre países, y el fomento de la acuicultura o cría de peces, crustáceos y moluscos.



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