lunes, 14 de mayo de 2018

TEMA 2: EL INICIO EN LA EDAD MODERNA EN ESPAÑA Y EN AMÉRICA.


Tema 2: El Inicio en la Edad Moderna en España y en América.

1.                  El reinado de los Reyes Católicos.
La Edad Moderna se inició en España con el reinado de los Reyes Católicos. El apelativo de «Reyes Católicos» se lo otorgó el papa Alejandro VI por la conquista de Granada. En él se pusieron las bases de la hegemonía española en Europa, consolidada en el siglo XVI por Carlos I y Felipe II.
El matrimonio de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón en 1469 supuso el primer paso en la unión del reino de Castilla y los estados de la corona de Aragón, que se hizo efectiva en 1479.En realidad, se trató solo de una unión dinástica; por eso, los territorios que integraban las dos coronas solo tuvieron en común a los monarcas, y cada uno mantuvo sus instituciones, leyes, costumbres y moneda.


Los Reyes Católicos reforzaron el poder real e implantaron la monarquía autoritaria en España. Para lograrlo, unificaron el territorio, sometieron a la nobleza, forzaron la unidad religiosa y establecieron el Estado moderno.
La unificación territorial
Se inició con la anexión a Castilla del reino nazarí de Granada (1492), que supuso el fin de la conquista peninsular; y culminó con la incorporación del reino de Navarra (1512). Además, se preparó la futura unión con Portugal mediante enlaces matrimoniales.
La unidad religiosa
Para conseguir la unidad religiosa, los Reyes Católicos adoptaron varias medidas contra los judíos y los musulmanes: crearon el Tribunal de la Inquisición (1478), una institución que perseguía a los herejes y a los judaizantes; y obligaron a bautizarse o a marcharse a los judíos (decreto de expulsión en 1492) y a los mudéjares de Granada (1500).

El establecimiento del Estado moderno
Los Reyes Católicos controlaron todos los poderes del Estado.
·       Impusieron su autoridad sobre la nobleza, el clero y los municipios. Así, sometieron a la alta nobleza. Intervinieron en el nombramiento de los obispos y controlaron los bienes de las órdenes militares. Redujeron la autonomía de los municipios implantando corregidores en Castilla o el sorteo de cargos en Aragón. Y apenas convocaron a las Cortes, el organismo donde estaban representados los tres estamentos.
·       Reformaron la administración. Para ello, crearon nuevos organismos, como los Consejos integrados por juristas, y las Chancillerias o Audiencias, tribunales reales radicados en Valladolid y Granada. Establecieron una política económica eficaz, multiplicando los ingresos reales. Crearon la Santa Hermandad, especie de policía que mantenía el orden en el campo. Y modernizaron el ejército, organizándolo en tercios.

2.    La monarquía hispánica.
Tras la muerte de Isabel de Castilla (1504) y de Fernando de Aragón (1516), sus reinos y territorios terminaron pasando a su nieto Carlos, nacido y criado en los Países Bajos. Se iniciaba así en España la llamada casa de Austria, que perduró hasta 1700.
En el siglo XVI, la casa de Austria estuvo representada por Carlos I y por su hijo Felipe II, los denominados, Austria Mayores.

  • Carlos I (1516-1556) heredó de sus abuelos paternos y maternos numerosos territorios en el centro y el norte de Europa y en Italia, que amplió con nuevas conquistas en América. En 1519 fue elegido emperador de Alemania. Tuvo numerosos problemas tanto internos (comunidades y germanías), como externos, con guerras constantes contra Francia por el control de Italia, el Imperio Turco, por el Mediterráneo y con los señores alemanes por culpa del luteranismo.
  • Felipe II (1556-1598) no heredó las posesiones centroeuropeas de su padre ni tuvo el título de emperador. Pero incorporó a sus territorios las islas Filipinas y el reino de Portugal con sus extensas colonias (1580). Con ello, creó un enorme imperio en el que, al decir de la época, «nunca se ponía el sol». Como su padre, tuvo numerosos problemas, en especial a nivel interno con la rebelión de los moriscos granadinos en las Alpujarras o conflictos externos como las guerras contra Francia, Turquía (Lepanto), Inglaterra (la Armada Invencible) o Flandes, contra Guillermo de Orange.


Ambos monarcas consolidaron la monarquía autoritaria, implantada en el siglo anterior por los Reyes Católicos; se enfrentaron a numerosos conflictos internos; y gobernaron un extenso imperio, lo que les permitió imponer la hegemonía hispana en Europa y ocasionó constantes conflictos externos. Sus reinados coincidieron con una etapa de prosperidad demográfica y económica y de florecimiento de la cultura y del arte conocida como el «Siglo de Oro».
Carlos I y Felipe II ejercieron directamente el poder.
·       Para gobernar contaron con la ayuda de una administración bien organizada. Esta incluía secretarios reales, encargados de estudiar los asuntos y aconsejar al monarca; y consejos, que se encargaban del gobierno de determinados territorios (Consejos de Castilla, de Aragón y de Indias) o de ciertos temas (Consejo de la Inquisición).
·       La organización territorial se concibió como una asociación de estados que tenían como vínculo común al soberano, la política exterior y el ejército, pero mantenían sus propias instituciones, leyes y costumbres. El monarca estaba representado en cada territorio por un virrey que tenía amplios poderes; entre ellos, el de convocar y presidir las Cortes de su reino

3.        La política de los Austrias.

Carlos I

Durante su reinado, Carlos I tuvo que enfrentarse a graves conflictos interiores y exteriores.

Los conflictos interiores se desataron tras su llegada a España en 1517, ya que no hablaba castellano; pidió enormes sumas de dinero a las Cortes para financiar su elección como emperador de Alemania, y dejó el gobierno en manos de consejeros flamencos alejando a los nobles castellanos.
Las dos revueltas principales fueron:
Las Comunidades en Castilla (1520-1521), protagonizada por algunas ciudades en contra de las políticas del emperador. Los rebeldes se denominaron comuneros y fueron derrotados en la batalla de Villalar.
Las Germanías en Valencia y Mallorca (1519-1523), que enfrentó a los gremios urbanos (agerminados) contra la nobleza. Ambas se volvieron contra Carlos I al no atender sus peticiones, y fueron sofocadas por el ejército real.

Los conflictos exteriores de Carlos I fueron numerosos. Francia, deseosa de dominar el norte de Italia, el rey Francisco I combatió hasta 5 guerras y perdió, al final el Milanesado. Los turcos, que amenazaban al imperio en centroeuropa y en el Mediterráneo aliados con los piratas norteafricanos, perdieron la ciudad de Túnez. Y los estados alemanes protestantes y deseosos de autonomía, se enfrentaron en numerosas ocasiones con el emperador, quien finalmente reconoció la libertad religiosa en Alemania en la Paz de Augsburgo (1555).

Felipe II

También tuvo que hacer frente a graves problemas internos y externos heredados de su padre. Además, su apoyo a la causa del catolicismo le llevó a intervenir en las guerras de religión europeas.

En el interior luchó contra una rebelión de los moriscos en las Alpujarras granadinas (1568), causada por las presiones que sufrían para abandonar su religión y sus costumbres. Después de dos años de lucha, la rebelión fue sofocada y la población morisca fue expulsada del reino de Granada y dispersada por Castilla.
También se enfrentó a una rebelión en Aragón (1590), donde se consideraba que las actuaciones del monarca no respetaban sus fueros o derechos tradicionales. Terminó siendo sofocada por el rey.

En el exterior derrotó a los franceses en la batalla de San Quintín (1557); y a los turcos, en la batalla de Lepanto (1571), gracias a una alianza naval con Venecia y el papa.
El apoyo de la causa católica le enfrentó a una rebelión de los Países Bajos del Norte (1566), que habían adoptado el protestantismo y se independizaron de hecho en 1579. También se enemistó con la Inglaterra de Isabel I, un país protestante que apoyaba la sublevación de los Países Bajos y los ataques de los corsarios al comercio español con América. Felipe II planeó su invasión enviando la Armada Invencible; pero su fracaso, en 1588, supuso la primera gran derrota de la monarquía hispana.

4.        La conquista de América.
En el siglo XVI, una vez finalizada la fase de descubrimiento, los españoles procedieron a la conquista del inmenso territorio americano. Las características principales de la conquista fueron las siguientes:

Fue un proceso rápido que se llevó a cabo, básicamente, entre 1519 y 1558. Esto fue posible porque los conquistadores contaban con un armamento superior, e inicialmente fueron identificados con dioses cuyo regreso anunciaban las profecías religiosas de los indios.
Los conquistadores eran particulares. Poco numerosos, en su mayoría fueron hidalgos de la baja nobleza y gente humilde que pretendían hacer fortuna.
Se basó en capitulaciones. Eran contratos en los que, a cambio de ciertas concesiones, la Corona autorizaba a un capitán a formar una expedición, que tenía que sufragar de su propio bolsillo, y a conquistar un territorio concreto. El capitán recibía además unas Reales Instrucciones o normas de actuación.
En la primera etapa se incorporaron los grandes imperios americanos gracias a Hernán Cortés y a Francisco Pizarro.

Hernán Cortés llegó a México en 1519, el año que los aztecas esperaban el regreso del dios Quetzalcoatl. Hizo prisionero al rey Moctezuma, pero no logró conquistar la capital, Tenochtitlán, hasta dos años después debido al fuerte enfrentamiento con los aztecas. Después, controló el resto del territorio.
Francisco Pizarro llegó a Perú en 1531. Al año siguiente, hizo prisionero y ejecutó al inca Atahualpa; y en 1533 conquistó Cuzco, la capital del imperio inca, aprovechando los enfrentamientos internos de los indios por la sucesión y su identificación con el dios Viracocha.
En la segunda etapa se incorporaron el resto de América del Sur, excepto Brasil; América Central, incluyendo la cultura maya que se extendía por el sur de Yucatán, parte de Guatemala y Honduras (1546); y el sur de América del Norte (Florida, Texas, California). También se conquistaron las islas Filipinas, en Asia (1571)


5.        Colonización y organización de América.
Después de la conquista, las Indias se incorporaron a la corona de Castilla. Poco a poco se inició la colonización del territorio, se procedió a la fundación de municipios y se organizaron el gobierno, la administración, la economía y la relación de los nuevos dominios con la Corona.
Hasta el siglo XVIII, la monarquía española designó sus posesiones en América con el nombre de «reinos de Indias» o, simplemente, «Indias». La colonización del territorio obligó a la fundación de municipios y supuso la instauración de las leyes e instituciones políticas castellanas.
El gobierno de los nuevos territorios se encomendó al Consejo de Indias, un nuevo organismo creado en 1524. Controlaba desde Castilla los asuntos americanos y redactaba las Leyes de Indias.
La administración del territorio se organizó en dos virreinatos, Nueva España y Perú, amplios territorios gobernados por virreyes o representantes directos del rey; en gobernaciones o provincias, mandadas por gobernadores; y en cabildos o municipios, regidos por un ayuntamiento. Para la administración de justicia se crearon audiencias.
·         La minería fue la actividad económica principal desarrollada por los castellanos en América. Explotaba los yacimientos de oro y, sobre todo, las ricas minas de plata de México (Zacatecas) y Perú (Potosí). Esta explotación se realizaba mediante el sistema de la mita, o trabajo forzoso asalariado de los indios.
·         Las actividades agrarias se practicaron en grandes propiedades agrícolas y ganaderas, llamadas haciendas y estancias, respectivamente. Eran trabajadas con indígenas, en régimen de encomienda, o con esclavos negros africanos.
·         El comercio con las Indias era monopolio de Castilla. Se ejercía mediante la Casa de Contratación de Sevilla, fundada en 1503, donde debía inscribirse cada navío a la ida y a la vuelta de las Indias.
A través del comercio, los castellanos introdujeron en América cultivos europeos, como trigo, cebada, avena, vid y olivo; asiáticos, como café y azúcar; y animales desconocidos, como caballos, vacas, cerdos y aves de corral.
Por su parte, las colonias americanas proporcionaron nuevos cultivos (maíz, patata, tomate, judía, pimiento, calabaza, cacao y tabaco) y algunos animales (pavo), que influyeron en la alimentación y en los hábitos de consumo de los europeos.

6.        Economía, sociedad y vida cotidiana.

La población creció en el siglo XVI hasta alcanzar los ocho millones de habitantes, siendo Castilla, con 6,1 millones, el reino más poblado. La sociedad siguió siendo muy parecida a la de la Edad Media, dividida en dos estamentos distinguidos por nacimiento:
Los estamentos privilegiados, la nobleza y el clero, mantuvieron sus privilegios, su prestigio social y su poder económico. La nobleza tenía como ideal de vida la ociosidad. Los hombres se dedicaban a cuidar su apariencia, a cazar, y a realizar visitas; y las mujeres a atender a sus hijos y a organizar las tareas domésticas. El Clero se dedicaba a la oración, aunque muchos ocuparon cargos de enorme prestigio y poder como el cardenal Cisneros. Ambos estamentos poseían la mayoría de las tierras, el poder social y el político.

Los estamentos no privilegiados, sus miembros debían trabajar para vivir. El estamento no privilegiado continuó formado, en su mayoría, por campesinos y artesanos. Sostenían el Estado con sus impuestos y vivían en condiciones muy deplorables. La burguesía tuvo escaso desarrollo, pues la mentalidad imperante despreciaba el comercio y las actividades manuales; por eso, sus miembros más ricos aspiraban a entrar en la nobleza.
Al margen de la sociedad se encontraban los judíos conversos y los moriscos. El recelo que despertaban llevó a exigir estatutos de limpieza de sangre; es decir, pruebas de no tener antepasados judíos o musulmanes para ocupar los altos cargos.
La economía de la época siguió siendo básicamente rural. No obstante, la conquista del Nuevo Mundo provocó una relativa prosperidad económica qué afectó de forma distinta a cada territorio.
La economía castellana pasó por una fase expansiva en la primera mitad del siglo xvi, debido a los beneficios obtenidos por el comercio con América. Después el crecimiento se detuvo, ya que los beneficios se invirtieron en financiar las guerras del imperio y las deudas con Europa. Además, se produjo una revolución de los precios, pues la llegada de metales preciosos y el crecimiento de la población y de la demanda encarecieron los alimentos y los productos.
La economía aragonesa, en cambio, sufrió un paulatino estancamiento. Este afectó sobre todo al comercio, debido al desplazamiento de la actividad al océano Atlántico.
La colonización de América y el auge del capitalismo provocaron pocas transformaciones sociales en relación a otros países europeos.



7.        El Siglo de Oro. Cultura y arquitectura, Escultura y pintura.

  • En el reinado de los Reyes Católicos, los humanistas más destacados fueron Luis Vives, que defendió un humanismo cristiano; Beatriz Galindo, llamada «la Latina» por su gran conocimiento de esta lengua, y Antonio de Nebrija, que redactó la primera gramática en castellano (1492).
  • En el siglo XVI comenzó el Siglo de Oro, la etapa más floreciente de la cultura española que se prolongó también durante el siglo XVII.
    Durante este siglo, la enseñanza alcanzó nivel y prestigio en las universidades de Alcalá de Henares, Salamanca y Valladolid y en los colegios fundados por los jesuitas. En literatura destacaron la poesía italiana (Garcilaso de la Vega); el teatro, de gran popularidad; la novela picaresca (Lazarillo de Tormes), y la mística (Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz). En ciencia sobresalió Miguel Servet, teólogo y científico que expuso por primera vez en Occidente la teoría de la circulación pulmonar de la sangre.
La arquitectura española del Renacimiento se inspiró en modelos italianos. En su evolución se distinguen tres períodos o estilos: el plateresco, el purismo y el herreriano.

  • El plateresco (1500-1530) mantuvo las formas góticas en el interior, pero recubrió la fachada con decoración renacentista. Esta incluía medallones, escudos y grutescos, realizados con una minuciosidad semejante al trabajo de un platero, de donde procede el nombre del estilo. Ejemplos notables son las fachadas de la universidad de Salamanca y de San Marcos de León.
  • El purismo (1530-1560) adoptó los elementos constructivos renacentistas y simplificó y aumentó el tamaño de la decoración. Los principales edificios son el palacio de Carlos I, en Granada; el palacio de Monterrey, en Salamanca, y la fachada de la universidad de Alcalá de Henares.
  • El herreriano (1560-1600) toma el nombre de su arquitecto más famoso, Juan de Herrera. Se caracterizó por las formas simples, las cubiertas exteriores de pizarra y la desnudez decorativa. Los edificios más importantes son el monasterio-palacio de El Escorial y el palacio ducal de Lerma.


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